domingo, 30 de agosto de 2015

El inventor de cuentos - Por Rayden

Bueno, no se si ya les dije, y sino lo digo ahora, además de subir libros voy a subir historias cortas o cuentos de diferentes autores (Siempre con su consentimiento) para que expresen su opinión sobre estos, hoy les traigo una historia que me fascinó muchísimo, y es de un gran amigo mío, (Siento que conozco a alguien famoso) el Escritor Rayden, cuya identidad será secreta, él nació el 16 de septiembre de 1998 y además de ser escritor es lector (Todo un partido para cualquier mujer). Y no van a creerme, ganó el 2º lugar en escritura en prosa en un concurso !!!!! Aquí un par de palabras suyas: “La idea surgió por Vanesa, quien me sugirió que participara en prosa, que es cuento. En una tarea que había realizado de 'Don Quijote', la profe vio que me desarrollé muy bien, y por eso me invitó a participar. 'El Inventor de cuentos', que fue el que escribí, describe a un joven, quien a través de un sueño, conoce a una persona que lo alienta a pintar y a cambiar  el mundo”

Y sin mas preámbulo, El Inventor de Cuentos: 

Había una vez un niño, que era igual y la vez distinto a los demás. Este niño, tenía algo que otros no, él a menudo  soñaba pero siempre, siempre despertaba triste diciendo - ¿Por qué todo se acaba cuando despierto?-.
El niño lloraba en los brazos de su madre o padre dependiendo quién fuera el que lo despertara aquella mañana para ir a la escuela. Se vestía de mala gana, aún con lágrimas en su rostro, sollozando por ese mundo que dejaba en su cama cuando tenía que salir de la casa. Se marchaba caminando de su hogar todos los días a las 8:00 AM para llegar a la escuela después de otra mañana de angustia.
Al llegar allí estaba solo, sabía que en ese lugar no había nadie que lo entendiera, que le diera una mano. Siempre se repetía la misma historia. Llegaba, se sentaba en un banco intentando hacer amigos y ser bueno con los demás, pero como siempre, lo apartaban con insultos infantiles. Llorón, demente eran cosas que le decían diariamente.
Una vez él había cometido el error de contar uno de sus sueños a un amigo, desde entonces también le llamaban loco y ya no tenía amigos . Las maestras mirarían de lejos cómo se burlaban de un niño pequeño por ser distinto a todos, y a la vez igual a todos. Jamás en primaria él fue buen alumno, las cosas no le costaban pero su mente divagaba entre los mundos que visitaba en sus sueños.
Este niño, si mal no recuerdo, vivió hasta sexto año de primaria con sus mañanas de angustias.
Pero  en el día de su graduación de la primaria, en el acto de entrega de diplomas, cuando mencionaron su nombre nadie se presentaba, porque él no estaba ahí. Tal vez su cuerpo sí, pero su mente jamás volvió de aquel lugar. En esos momentos ya empezaba a mostrar signos de algo raro en él, algo que algunas personas llamaban “imaginación”.
En este lugar  aquello llamado imaginación sólo se conocía en su sentido práctico. Pero él tenía otro tipo de imaginación, una que sólo pocas personas lograban desarrollar a raíz de soñar mucho.
Luego de graduarse de primaria sus padres lo notaron más raro, el muchacho ya no lloraba a las mañanas, de echo reía cada vez que despertaba. Así que tomaron una decisión, lo mandaron al psicólogo.
El joven al llegar a la sesión  vio a un hombre con una barba blanca, vestido formalmente que le sonría, le invitaba a pasar y tomar asiento a su lado. El joven pasó sin dejar de sonreír y se sentó. Sonrió amablemente y rió entre dientes por algo que parecía recordar.
-¿de qué ríes?
-de algo que recordé de un cuento.
-¿cuento?-dijo el hombre intrigado- ¿Qué son?
-son historias que yo invento, yo las escribo y luego las leo para mí. De pequeño tenía un problema y es que sólo me divertía en mis sueños. En ellos visitaba mundo llenos de color.
El joven comenzó a explicarle al psicólogo detalladamente lo que era eso que él llamaba cuentos, esos mundos maravillosos que ahora no sólo visitaba  en sueños, sino que ahora los creaba despiertos calcándolos  en una hoja.
Cuando la hora terminó, él  terminó de explicar qué eran esos cuentos, el hombre había quedado fascinado por ese mundo que aun no alcanzaba a comprender. Y tal vez nunca comprendería.
Cuando los padres llegaron a buscarlo, el hombre los hizo pasar y le hizo seña al niño para que fuera a la sala de espera.
-no traigan más a su hijo. Él no está enfermo, de hecho posiblemente le dé a este mundo lo que necesita.
-¡¿pero usted está loco?!- dijo el padre- mi hijo se levanta por las mañanas riéndose, no presta atención a la escuela y se la pasa todo el día escribiendo cosas.
- ¿y por eso tiene que estar loco? Su hijo es probablemente más inteligente que yo, en una hora me enseñó que hay mas en una mente de lo que hay en un mundo y a usted sólo le interesa que su hijo sea como los demás. Él tuvo el privilegio de nacer con algo que al resto del mundo le hace falta.
Los dos padres grises al darse cuenta de que el muchacho había enloquecido al mismo psicólogo decidieron marcharse sin mediar más palabra, sin saber qué hacer con su hijo lleno de colores
Al llegar a su casa el muchacho recordó lo que le había dicho el hombre: “Tal vez si te tomas esto de los cuentos como algo más que un pasatiempo, tu puedas cambiar el mundo del color gris aburrido en el que está y llevarlo a un lugar en el que todos despertemos. Pero también debes permanecer oculto para que el mundo no te trate de loco”.
Así que tomó su cuaderno y comenzó a cambiar al mundo con unas simples palabras:
Había una vez….